Desarrollado por los ex-developers de Bioshock, Submerged es un juego donde debemos explorar las ruinas de una ciudad que fue completamente inundada. Utilizando nuestro bote, y con el fin de cuidar de nuestro hermano, tendremos que juntar cuanto vívere y medicina podamos encontrar.
El agua nos rodea por completo, somos Miku, y estamos en un bote a motor junto a nuestro hermano menor Taku. Vemos edificios, torres de radio, carcomidos por el óxido y la vegetación; restos de lo que parece haber sido alguna vez una gran metrópolis.
Taku tiene una herida cortante en el pecho y se está desvaneciendo. Tenemos que curarlo rápido o morirá. Desembarcamos en la cima de uno de los edificios que a partir de ahora será nuestra base de operaciones. Dejamos a Taku en una especie de altar y encaramos el mundo que Submerged nos ofrece.
Nuestra primera tarea será buscar entre las ruinas de los edificios: víveres, medicina, antibióticos, fuego, todo lo que sirva para que nuestro hermano sobreviva.
No sabemos por qué está herido, ni por qué todo se encuentra inundado, y es esto lo más interesante que tiene el juego: cuál es nuestro pasado, por qué se encuentra inundado el mundo y qué fue lo que dejó en ruinas a esta ciudad.
Miku y Taku, es evidente que los pelirojos dominaron el mundo.
Una aventura de exploración marítima, que nos motiva a revisar cada rincón de la ciudad.
En el momento justo del día, nos topamos con paisajes hermosos, de lejos siempre.
Los paisajes, siempre que miremos de lejos, son realmente bellos.
Restos de un mundo que fue.
La premisa del juego es interesante, más aún (creería uno) proviniendo de los ex-desarrolladores de Bioshock, quienes parecen amar inundar todo.
La historia de la ciudad la iremos descubriendo a medida que encontramos diarios que, en forma de unos recuadros con arte rupestre, nos permiten ver lo ocurrido. Por otro lado, nos iremos enterando detalles del pasado de los hermanos cada vez que consigamos los distintos objetos que necesitamos para lograr que Taku sobreviva.
Para recorrer la anegada ciudad de punta a punta contamos con un bote a motor. Este será nuestro compañero de aventuras, llevándonos de edificio en edificio. Eventualmente, un telescopio de mano nos permitirá identificar objetos a distancia y marcarlos en el mapa con el que contamos.
Pareciera que son tres los pilares que forman esta aventura: misterio, exploración y serenidad. Misterio y exploración por lo ya expuesto, y serenidad porque la interacción con lo que queda vivo en el mundo de Submerged se ve reducida a observar especies de ballenas, delfines y aves que nos acompañan o evitan. De todas formas, la sensación de que estamos siendo observados existe; es más, si prestamos mucha atención vamos a poder ver que no estamos tan solos en el mundo como creemos, pero es necesario estar muy atentos.
Nos sentiremos observados de a momentos, el juego no pretende que nos demos cuenta, por lo que nos los muestra en cada ocasión que puede.
Si bien el juego toma elementos de The Legend of Zelda: The Wind Waker, Two Brothers, y Shadow of the Colossus, esto no es garantía de éxito, sobre todo si no se encuentra bien implementado. El principal problema con Submerged es que hay dos cosas para hacer: andar en bote y trepar. Además, descubrir qué hay que trepar se encuentra sobre-simplificado, ya que cúmulos de flores rojas bien llamativas sirven de guía para saber por dónde ir.
Si nos sentimos observados, por algo será.
Por supuesto que podemos recorrer el mundo, perseguir ballenas, escalar la grúa más alta y buscar secretos con nuestro telescopio. Aún así es muy poco lo que ofrece este juego a su jugador. Estuve en todo momento expectante de que ocurra algo repentino e inesperado, como que aparezca Kevin Costner y me salude; todavía sigo esperando.
No hay ningún desafío ni peligro en ningún momento: Miku no puede morir, ni caerse de algún borde ni resultar herida de forma alguna.
Por lo tanto, nuestra aventura se ve reducida a escalar distintos edificios, descubrir por dónde hay que avanzar para llegar a la cima y recolectar los suministros que alguien en algún momento habrá arrojado desde un avión.
Por suerte, podemos maravillarnos con la hermosura del paisaje y la variedad de criaturas que lo habitan. Este hecho probablemente no sea suficiente para que cualquier gamer pueda disfrutar de este juego.
El arte rupestre domina la historia.
La historia está representada mediante arte rupestre, algo bastante original.
Gráficamente submerged brilla siempre y cuando miremos las cosas de lejos, o el sol y su reflejo en el agua iluminen todo de forma magistral, ya que al acercarnos a cualquier edificio o planta nos toparemos con texturas planas, sin profundidad, algo que sorprende dado que el engine utilizado es el Unreal Engine 4. En contraste, el viento moviendo la vegetación, las transiciones de día a noche y los días en los que hay niebla o tormenta, te hacen sentir “sumergido” en la realidad que vive Miku.
Los juegos que representan lo mejor que he visto en cuanto a exploración, como The Vanishing of Ethan Carter, Shadow of the Colossus o Journey, suelen estar acompañados por gráficos deslumbrantes para enmascarar, en cierta forma, que el gameplay consiste en descubrir la historia del juego y no mucho más. Toparse con gráficos por debajo de la media, más que nada en lo que concierne a los edificios, es un poco shockeante.
Habría que compararlas, pero no creo que supere a la escalera de MGS3.
El aspecto sonoro sí da justo en el clavo. La música es suave y por momentos triste, dominada casi en su totalidad por el piano; nos recuerda constantemente lo solos que estamos en la ciudad y a la vez, que estamos viviendo una aventura donde aún hay esperanzas. El sonido del agua golpeando contra el borde de los edificios es digno de sentarse un rato con los ojos cerrados a escuchar los distintos animales que se crucen delante nuestro.
Funciona correctamente, pero el juego no está libre de bugs por completo. De a ratos se congela por dos o tres segundos, haciéndonos creer que el juego se “colgó”. También en una ocasión logré atravesar el terreno y ver la ciudad debajo del agua que tanto quería ver: la nada misma.
En fin, Submerged decepciona; no porque mis expectativas fueran altas, sino porque el juego mismo en los primeros minutos, pareciera que va a rendir mucho más de lo que termina rindiendo. Me imagino cuánto mejor sería todo si hubiera gigantes merodeando y yo tuviera que esconderme de ellos, o aves que pudieran atacarme mientras trepo y hacer que caiga, o mejor aún, si pudiera sumergirme en este mundo y explorar todo lo que se esconde debajo de la superficie. Siento que Submerged me permite ver solamente la punta del iceberg.
Algo de la fauna con la que nos vamos a topar.
A pesar de lo duras, simples y repetitivas que son las mecánicas de escalar, reconstruir la historia tanto de los personajes como de la ciudad es lo que me motivó a seguir recolectando suministros para Taku, es realmente interesante y una vez que la descubrimos por completo, todo tiene sentido. Por suerte el juego es corto, se puede terminar en menos de tres horas, por lo que puedo recomendarlo si sos amante del género de exploración.
Por si lo jugás y vas a buscar los secretos, te dejo un mapita con todo lo que hay para encontrar.
¿LO JUEGO?
Si la exploración es lo tuyo, dale para adelante, la historia se lo merece. Si no, mejor volvé a mirar Waterworld.
¿Y Checkpoint Radio qué opina?
Si bien a esta altura es un cliché, no está de más destacar que tanto este juego, como el Journey o el Brothers, son experiencias artísticas más que juegos. Por eso, hay que saber analizarlas desde ese enfoque, que si bien no es fácil, tenemos que entender que estos juegos no pretenden entretenerte, sino hacerte sentir ALGO, apecto en el cual, según la review, Submerged destaca.
Jugué más o menos la mitad del juego y quedé muy decepcionado. Principalmente porque coincido totalmente con lo que plantea la review y lo que dice Guille en está misma opinión. La mecánica de trepar, super simple y calcada de cualquier juego donde trepemos cornisas cuidadosamente colocadas, como accesorio en un juego de acción está bien, y aparece cada tanto, pero como elemento principal me parece increíblemente aburrido. No hay más desafío que ubicar el camino super destacado por las flores o algún elemento puesto para ese fin. A su vez, como experiencia artística me parece genial, pero como bien mencionan a Journey o Brothers, las mecánicas “jugables” no se tornan monótonas (bueno, en Brothers quizás podrían haber aflojado un poco con las palancas), la experiencia pasa más que nada por avanzar y descubrir, pero en este caso, está metido como trámite tedioso para poder seguir descubriendo la historia. La música sin embargo, me llamó la atención desde el primer segundo y es algo que realmente resalta y se disfruta mucho.
Me da mucha pena porque esperaba más de gente que trabajó en unas de mis sagas favoritas. Como vimos en “The Perils of Man”, a veces tener pedigree no alcanza para jugársela solo.
“Me imagino cuánto mejor sería todo si hubiera gigantes merodeando y yo tuviera que esconderme de ellos, o aves que pudieran atacarme mientras trepo y hacer que caiga, o mejor aún, si pudiera sumergirme en este mundo y explorar todo lo que se esconde debajo de la superficie.” Difiero, a veces lo lindo está en no saber qué hay debajo del agua y preguntarnos cuál será el misterio de las profundidades. Lo mismo aplica para los otros seres que habitan (o habiten) este mundo. Me parece que la idea es que nos sintamos solos, indefensos y desamparados, y que es por eso que no podemos hacer todas estas cosas. El juego quiere que nos encontremos con nosotros mismos en la piel de Miku (o que nos “sumerjamos”) y que sintamos la agonía de la soledad que nos amenaza por todos lados: la vida de nuestro hermanito está en peligro y es nuestra responsabilidad salvarla, porque si no lo logramos, ahí sí realmente nos vamos a quedar solos en el mundo. La verdad es que a mí personalmente me encanta la premisa del juego. Así que mi voto es positivo.
Cada tanto no viene mal algo pacífico y ávido de exploración. Como gamers, no deberíamos perder la oportunidad de acompañar a “Taku” y ayudarlo. Se lo debemos…